EU quiere estados nacionales insertados en el “gobierno mundial”

MSIA Informa El gobierno de Trump, alucinado, estaría forjando un nuevo orden mundial liberal de supuestos Estados nacionales para unir a la Civilización Occidental en contra sus percibidos enemigos, siempre que aquellos se dobleguen al designio de los EU, en los moldes de lo que llamamos el “gobierno mundial”. El mensaje fue transmitido por el secretario de Estado Mike Pompeo en un discurso dado en el German Marshall Fund, grupo de especialistas pro-atlanticista con sede en Bruselas el pasado 4 de noviembre. El discurso tiene el curioso título “Restaurando el papel del Estado nacional en el orden internacional liberal”. Rechazando el multilateralismo (excepto en lo tocante a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el nuevo orden liberal no pasa de ser una adaptación del discurso nacionalista de Trump al canon central del “excepcionalismo”, léase el mando incuestionable de los EU. En sus palabras: “Este liderato estadounidense nos permitió disfrutar del mayor florecimiento humano en la historia moderna. Nosotros vencimos en la Guerra fría. Nosotros ganamos una paz. Con un esfuerzo no pequeño de (el recientemente fallecido ex-presidente) George H.W. Bush, nosotros reunificamos Alemania. Este es el tipo de liderato que el presidente Trump está audazmente reafirmando. “Después de que la Guerra fría concluyó, permitimos que ese orden liberal comenzara a ser corroído. Ella nos habló en algunos lugares y, a veces, habló a ustedes y al resto del mundo. Con frecuencia, el multilateralismo se tornó un fin en sí mismo. Cuanto más tratados firmamos, más seguros, supuestamente, nos volvimos. Cuantos más burócratas tuvimos, se hizo mejor trabajo. ¿Esto era verdad? La pregunta central que enfrentamos es si el sistema, como está configurado actualmente, como existe hoy y como el mundo existe hoy funciona. ¿El funciona para todos los pueblos del mundo?” Posteriormente, lamenta lo que llama la renuncia de los EU al liderato y apunta a los opositores del anunciado nuevo impulso “civilizatorio”: “(…) Malos autores han explotado nuestra falta de liderato en su propio beneficio. Este es el fruto envenenado de la retirada estadounidense. El presidente Trump está determinado a revertir esto. El desarrollo económico de China no produjo democracia ni estabilidad regional: condujo a más represión política y provocaciones regionales. Nosotros dimos la bienvenida a China en el orden liberal, pero nunca vigilamos su comportamiento (sic). (…) Irán no se unió a la comunidad de naciones después de la firma del acuerdo nuclear: desparramó sus nuevas riquezas hacia terroristas y dictadores (sic). Rusia no abrazó los valores occidentales de libertad y cooperación internacional. En su lugar, suprimió voces opositoras e invadió las naciones soberanas de Georgia y de Ucrania. Moscú también usó un agente nervioso en grado militar en suelo extranjero, aquí mismo en Europa, en violación de la Convención de Armas Químicas de la cual es signataria. Y, como lo detallaré más tarde, Rusia ha violado el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (ING, siglas en inglés –n.e) durante muchos años”. De acuerdo con el secretario, “Nosotros tenemos que tomar en cuenta el orden mundial de hoy para trazar el camino hacia adelante. Es lo que la Estrategia de Seguridad Nacional de los EU considera ‘realismo con principios’. Disfruto de pensar en eso como ‘sentido común’”. Los parágrafos siguientes sintetizan la agenda anunciada por Pompeo: “Esto es lo que el presidente Trump está haciendo. Está devolviendo a los EUA su papel tradicional y central de liderato en el mundo. Ve el mundo como es, no como nos gustaría que fuera. Sabe que nada puede substituir al Estado nacional como garante de libertades democráticas e intereses nacionales. Sabe como lo sabía George H. W. Bush, que un mundo más seguro ha exigido constantemente el coraje estadounidense en la escena mundial. Y cuando nosotros -y cuando todos nosotros ignoramos nuestras responsabilidades para con las instituciones que formamos, otros abusaron de ellas. “Críticos en lugares como Irán y China –quienes están realmente debilitando el orden internacional- están diciendo que el gobierno de Trump es la razón por la cual el sistema se está desmoronando. Dicen que los EUA están actuando unilateralmente, en vez de multilateralmente, como si todo tipo de acción multilateral fuera deseable por definición. Incluso nuestros amigos europeos, a veces dicen que nosotros no estamos actuando en los intereses del mundo. Esto está totalmente equivocado. “Nuestra misión es reafirmar nuestra soberanía, reformar el orden internacional liberal, y nosotros queremos que nuestros amigos nos ayuden a ejercer también su propia soberanía. Aspiramos a hacer el orden internacional, servir a nuestros ciudadanos y no controlarlos. Los EU pretenden liderar –ahora y siempre”. En esencia, Pompeo está diciendo: el multilateralismo no sirve, es hora de retornar a los Estados nacionales –siempre que acepten sin responder al liderato universal de la nación “indispensable”. “El presidente Trump entiende profundamente que, cuando los Estados Unidos están al frente, la paz y la prosperidad se siguen, casi ciertamente”, afirmó al final de su discurso. Mayor disonancia cognitiva es difícil de imaginarse, cuando tan nobles palabras son confrontadas con la realidad del escenario mundial pos-Guerra Fría, particularmente, en países que han experimentado de cerca los efectos del “liderato” estadounidense. Afganistán, Irak, Libia, Siria y otros. El embrollo del INF y la “trampa de Tucídides” El mismo día, hablando a los cancilleres de los países miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Pompeo desató nuevas amenazas contra Rusia, en cuanto a la anunciada intención estadounidense de retirarse del INF (Tratado de Misiles de alcance Intermedio). Para justificarlo, el secretario afirmó que Washington se retirará del tratado en 60 días, si Rusia no “regresa a su cumplimiento” (RT, 4 de diciembre de 2018). Desde hace años, los dos países se acusan mutuamente de violar el tratado originalmente firmado en 1987, para librar al continente europeo de la presencia de misiles nucleares de alcance intermedio (entre 500 y 5 000 kilómetros, capaces de llegar a sus blancos en pocos minutos). La medida es controvertida incluso en Washington, donde varios senadores demócratas la critican, afirmando que podría afectar otros acuerdos de control de mas nucleares, por ejemplo el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START. La decisión de retirarse del INF nada tiene que ver con supuestas violaciones rusas del tratado , sino una reacción fugada de la realidad de que, a pesar de disponer de un presupuesto militar más de diez veces mayor y de un arsenal nuclear estratégico superior al ruso, los EUA se encuentran en franca desventaja tecnológica, frente a las nuevas armas avanzadas anunciadas por el presidente Vladimir Putin en su discurso del pasado primero de mayo, contra las cuales los mismo lideratos militares estadounidenses admiten no tener defensas viables. Con ellas, Rusia dispone de un factor disuasivo decisivo a un costo/ beneficio muy inferior al que la antigua Unión Soviética fue obligada a pagar para mantener la paridad estratégica con los EU, según la doctrina de Destrucción Mutua Asegurada (MAD, en la muy oportuna sigla en inglés) En síntesis, los EU se encuentran ante una quiebra de la “Paradoja de Tucídides”, según la cual el declive de una potencia hegemónica era inevitablemente seguido por el ascenso de otra –aunque esto es lo que el núcleo duro del Establishment se niegue a admitir. Aunque la hegemonía de los EU sea insostenible, ni Rusia ni China tienen alguna pretensión de substituir, solamente defender sus propios intereses sin someterse a los dictados de Washington. Sin embargo, cualquier intento de preservación de aquella hegemonía, en detrimento de sus intereses encontrará –como ha ocurrido-una decidida oposición por parte de las “potencias contestatarias”, calificadas así por la Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense. Para el mundo, la alternativa parecer estar entre una nueva perspectiva de cooperación para el progreso compartido y una destrucción generalizada, dependiendo del balance entre la sanidad y la insanidad de los lideratos de Washington.

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